INVERSIÓN PÚBLICA,
OBRAS ESTRATÉGICAS Y
DINAMISMO PRODUCTIVO
Durante este periodo de gobierno, Paraguay impulsó una agenda económica enfocada en el crecimiento sostenido, la inversión pública eficiente y el fortalecimiento de la infraestructura estratégica. En un contexto regional complejo, el país logró recuperar el dinamismo de su economía, atraer inversiones, ampliar su capacidad exportadora y consolidar políticas públicas que apuntalan el desarrollo productivo a largo plazo.
La inversión en obras públicas fue uno de los ejes centrales de esta estrategia. A través del MOPC, se ejecutaron proyectos viales, puentes, sistemas de agua potable, saneamiento, infraestructura urbana y mejoras logísticas. Esto permitió no solo generar empleo directo e indirecto, sino también reducir costos de transporte, mejorar la conectividad y aumentar la competitividad de regiones tradicionalmente postergadas.
El financiamiento de estas obras se realizó con una combinación de fondos nacionales, créditos multilaterales y alianzas público-privadas, priorizando proyectos de alto impacto territorial y retorno social. Se implementaron mecanismos de control y monitoreo que reforzaron la transparencia en la ejecución y seguimiento de las inversiones.
Al mismo tiempo, se consolidó un entorno macroeconómico estable, con control fiscal, acceso fluido al financiamiento internacional y confianza de los mercados. Paraguay mantuvo su calificación crediticia, amplió su acceso a bonos sostenibles y fortaleció su capacidad de planificación presupuestaria con criterios de eficiencia.
En el plano productivo, se promovieron medidas específicas para el fortalecimiento del agro, la industrialización local y las cadenas de valor exportadoras. Se apoyó al pequeño productor con acceso a asistencia técnica, créditos y mejoras en la infraestructura rural. La innovación, el desarrollo tecnológico y la simplificación de trámites también fueron parte del esfuerzo por aumentar la productividad y facilitar la inversión.
La generación de empleo estuvo acompañada por programas de formación laboral, impulso al primer empleo y fortalecimiento de políticas activas de intermediación. El sistema nacional de empleo mejoró su capacidad de articular oferta y demanda en el mercado laboral, al tiempo que se promovió la formalización con incentivos específicos para empresas y trabajadores.
Las políticas de desarrollo también se articularon con una visión territorial. Se fortalecieron los gobiernos locales, se avanzó en la planificación urbana y se impulsaron proyectos de infraestructura con enfoque descentralizado. Esto permitió que los beneficios del crecimiento llegaran a más comunidades, especialmente en regiones con altos índices de pobreza o baja integración económica.
Hoy, el mundo vuelve la mirada hacia Paraguay. En un momento en que muchos países enfrentan incertidumbres y tensiones económicas, Paraguay aparece como un territorio de estabilidad, crecimiento y oportunidad. No solo por sus indicadores macroeconómicos, sino por una voluntad política que apuesta por el trabajo, la inversión y el desarrollo con reglas claras y visión compartida.
El país se posiciona como un punto de referencia en la región: confiable, productivo, integrado. Una economía que no se proyecta desde promesas, sino desde obras ejecutadas, decisiones estratégicas y resultados visibles. Paraguay crece, y lo hace de pie, con rumbo propio y con los ojos del mundo atentos a su potencial.